El e-learning parece ser una decisión forzada por el confinamiento, lo que ha causado un difícil acondicionamiento a la nuevas “reglas” del mundo digital. Pero, realmente es debido a ese desconocimiento entre el aprendizaje físico y el virtual, puesto que son muy diferentes.
A finales del 2019, el tiempo preciso para predecir las nuevas tendencias del mercado en el mundo para el 2020, en Colombia se pronosticaba para el e-learning un crecimiento desde el 7,6% al 9,6%. Sin embargo, como en todos los sectores las apuestas para el 2020 cayeron sin siquiera atinar a una sola predicción, debido a lo que nadie se esperaba que sería el botón de reinicio, ahora llamado COVID - 19 y la famosa cuarentena que ha causado en todo el mundo.
Si bien es cierto, aunque Colombia, como el resto de los países, ya se están reactivando después de un confinamiento total, la economía y la forma de vivir ha cambiado por completo dejándonos nuevas alternativas para sostenernos como sociedad. Y, una de ellas indudablemente es el e-learning o, educación y capacitación virtual, que a pesar de estar en crecimiento, la cuarentena fue el empujón que faltaba para que tanto el sector educativo como el empresarial pudieran reafirmar que el aprendizaje del hoy ha cambiado por completo.
El e-learning es un espacio que fue creado para romper barreras de espacio y tiempo, pero también es un elemento que ha puesto a la educación y capacitación tradicional en un estado de desafío por los niveles pedagógicos que hoy tienen que enfrentar. Inclusive, antes de la cuarentena, las instituciones educativas y empresas ya tenían programas de educación a través de aulas virtuales partiendo de las necesidades de los aplicantes, sin embargo la presencialidad prevalecía por estereotipos o simplemente costumbres en las formas de aprendizaje.
El e-learning parece ser una decisión forzada por el confinamiento, lo que ha causado un difícil acondicionamiento a la nuevas “reglas” del mundo digital. Pero, realmente es debido a ese desconocimiento entre el aprendizaje físico y el virtual, puesto que son muy diferentes.
Realizar una clase virtual, ya sea para impartir un pregrado, postgrado e incluso un grado escolar, no solo implica trasladar una clase física a una virtual. Por el contrario, al ser virtual implica mucho más esfuerzo al articular la formación con distintas pedagogías basadas únicamente en la experiencia del alumno, donde las plataformas no son las protagonistas sino que se convierten en el aliado para estar al servicio de lo pedagógico. La virtualidad implica mayor lógica dinámica e interactiva, diseño, implementación y evaluación permanente en la cual el usuario pueda aprender sobre el programa, pero también para explotar sus habilidades blandas.
Modelos de educación y capacitación virtual
La formación virtual puede implementarse de dos formas distintas, asincrónica y sincrónica, las cuales permite al usuario fortalecer su autonomía para formarse. Por el lado sincrónico, la educación es virtual, pero con matices tradicionales en el sentido de ser clases en vivo programadas en horarios específicos. En el modelo asincrónico, la educación funciona como un “Netflix Educativo” o como nosotros llamamos en Sinco Learning un “LearningClass” en el que se encuentran diferentes contenidos, los cuales pueden ser consumidos, descargados y compartidos en el tiempo y momento que desee el usuario acceder, claro está desde la directriz por el cual está conformado el programa virtual.
Para decidir qué modelo conviene más, es necesario pensar en el objetivo del usuario y entender su metodología de aprendizaje. En algunos casos prefieren unir los dos modelos y son un éxito desde la participación como la capacidad de retención de lo enseñado. En cualquier de los modelos, lo que siempre aconsejamos en Sinco Learning es entender que la plataforma no es la solución sino simplemente un medio para llevar a cabo el modelo de educación virtual. Te interesa Razones y cuidados para incorporar soluciones e-learning en tu empresa
Las capacidades que demanda una formación a distancia sin duda es la autonomía del usuario por participar en un aula virtual para llevar a cabo su formación. Se cree que la transformación en la educación radica desde una modalidad, ya sea presencial o virtual, pero realmente se da desde la manera de querer aprender. Es por ello que, se ha demostrado que un alumno virtual desarrolla o refuerza más habilidades blandas que el alumno pasivo en una formación presencial. El hecho de que una persona tenga que acceder por su propia cuenta a un curso virtual hace que desarrolle no solo un nivel más alto de autonomía sino que también refuerza la autogestión, la organización de su tiempo, la voluntad y la capacidad de comunicarse de manera asertiva.
En este apartado, el objetivo no es definir cuál modalidad es mejor, sino generar una reflexión sobre el cambio que ha traído la evolución del ser humano en formación, no únicamente por lo que ha traído la cuarentena, sino también por la necesidad que aprender a aprender.
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